SANTA MARÍA DELLA SALUTE: ARQUITECTURA BARROCA VENECIANA

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Mármoles Pedro Lifante

“En la salud y en la enfermedad… Hasta que la muerte nos separe…”

Y sí, les separó: la epidemia de peste del siglo XVII acabó con la vida de 80.000 venecianos, y de otras 600.000 personas en tierras próximas. Desde Brescia hasta Trieste, desde Polesine hasta Belluno: la Serenísima República de Venecia había sido asolada por la muerte, la tristeza y la desolación; familias enteras quedaron destrozadas, separadas, en soledad. La ciudad, construida sobre un archipiélago de 118 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes, se hallaba más oscura que nunca: las góndolas y embarcaciones no circulaban por sus canales, ni tampoco se divisaban peatones por sus calles… Nada, no quedaba nada.

La enfermedad la llevó a Venecia el conde de Mantua. Si bien es cierto que fue internado, entrar en contacto con un carpintero hizo que la infección se extendiera por toda la ciudad hasta el punto que, el patriarca de la ciudad, prometiese un proyecto de gran envergadura: construir una iglesia y dedicársela a la Virgen Santísima en el caso de que la ciudad fuese liberada de aquella epidemia que la iba consumiendo. El resultado fue la construcción de la Basílica de Santa María della Salute, la cual se inició el 28 de noviembre de 1631 en la Punta della Dogana, el cordón litoral donde se ubica la aduana de Venecia (Huse, 2005).

1.156.650 postes fueron necesarios para erigir la Basílica de Santa María della Salute, los cuales permitieron arrebatar una importante área de suelo al mar (Huse, 2005). De la mano de Baldassare Longhena, arquitecto y escultor italiano de gran representatividad, vería la luz una de las grandes glorias del estilo barroco veneciano e italiano. Más de 50 años fueron necesarios para culminar aquella vieja promesa de un patriarca también fallecido en la epidemia, la cual tocó a su fin a finales de 1687, cuando el patriarca de aquella etapa la bendijo.

No cabe ninguna duda de que la Basílica de Santa María della Salute es uno de los edificios religiosos más importantes de Venecia. Su exterior, claramente ornamentado, destaca por la riqueza de las fachadas, adelantadas con respecto al cuerpo principal, lo que genera un interesante juego de luces y sombras gracias a sus entrantes y salientes (Huse, 2005). La combinación de piedra natural blanca de Istria y de estuco marmorino (ladrillo enlucido con una base de polvo de mármol y cal) generan un muy interesante guiño al barroco veneciano (Disfruta Venecia, 2017), derivado del estilo renacentista clásico pero capaz de combinar elementos de todo tipo para alcanzar ese símil entre la oscuridad y la luz, entre la tristeza y la esperanza. El arte veneciano en general se caracteriza por esos ornamentos tan exuberantes y frondosos, casi invasivos, no dando tiempo a pensar en todo aquello que ha podido dejarse atrás: desde el fin de la peste, todo era celebración.

Este elegante acabado exterior se ve culminado gracias a las estatuas de los cuatro evangelistas y a una imagen de María sitas en la fachada principal, imágenes que el visitante puede observar desde lo alto del frontón (Disfruta Venecia, 2017). De hecho, también resultan muy llamativas las enormes volutas que parecen sostener la cúpula, elemento que aparece en las postales más conocidas de la ciudad y que todo viajero adquiere: el diseño del edificio está cargado de simbolismo sobre la Virgen María, por lo que la cúpula representa la corona y, el interior, su vientre.

El cuerpo principal es de forma octogonal, sobre el que se apoya esa cúpula hemisférica tan llamativa, rodeada de seis pequeñas capillas. El prebisterio y el propio altar mayor resaltan sobre el resto por su especial decoración y posición. Como no podía ser de otra forma, el cuerpo escultórico de esta zona es una obra de arte sacro procedente de la isla de Creta que representa a una Virgen con el Niño, la cual simboliza la salud y defiende a Venecia de cualquier epidemia (Huse, 2005).

Aunque la decoración interior es escasa, pueden divisarse tres grandes obras de Tiziano en el techo: “Muerte de Abel”, “Sacrificio de Abraham” y “David y Goliat”, tres violentas escenas del Antiguo Testamento cuyo realismo se ve acentuado por la perspectiva. Estos enormes frescos, si bien es cierto que fueron considerados como muy poco apropiados en su momento, han sido fuertemente admirados e imitados con posterioridad. Igualmente, el cuadro más importante de todos se encuentra en el interior de la sacristía: las “Bodas de Caná”, una monumental obra en la que Tintoretto busca y encuentra la luz en un contexto de intensa y dramática espiritualidad. La sacristía también alberga “San Marcos en el Trono, con los Santos Cosme, Damián, Sebastián y Roque” (Huse, 2005).

Cada 21 de noviembre, Venecia celebra la Fiesta de Nuestra Señora de la Salud, en la que los nativos y turistas atraviesan un puente improvisado de barcas que va desde la Plaza de San Marcos hasta la Basílica, donde se paran a rezar. Es una de las fiestas más participativas, la cual finaliza a los pies de una obra de arte de la arquitectura barroca veneciana: la Basílica de Santa María della Salute es un ejemplo más de la gran riqueza artística de Venecia, uno de esos lugares fascinantes que han logrado, debido a su innegable hermosura, una unidad estilística y un canon estético que, definitivamente, centra la atención de cualquier turista que fije su destino en estas tierras.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Disfruta Venecia (2017). Santa María della Salute [en línea]. Disponible en: https://www.disfrutavenecia.com/santa-maria-della-salute (14 de junio de 2017).

Huse, N. (2005). Veneding: Von der Kunst eine Stadt im Wasser zu bauen. Italia: Verlag C.H. Beck.

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