CRISTÓBAL BALENCIAGA: CUANDO LA MODA SE CONVIERTE EN ARTE

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Mármoles Pedro Lifante

Por sus grandes posibilidades creativas, por su capacidad para adentrarse en las culturas, por su habilidad para influir en las personas y por su enorme potencial a la hora de marcar nuevos iconos: por todo eso y por mucho más, la moda puede considerarse un arte, y esto es una verdad indiscutible. A pesar de tratarse de un concepto tristemente ligado a los atributos femeninos, por fin parece estar superándose esa idea peyorativa, lo que permite considerarla un reflejo social e histórico del contexto, como si de la arquitectura, la pintura o la escultura se tratase. Hablar de moda es hablar alto y claro de una forma de expresión, de una visión particular del mundo y de las emociones que puede despertar esa creatividad… Hablar de moda es hablar de arte en dos universos que, en absoluto, están tan desligados. Hablar de moda es hablar de revolución.

Cristóbal Balenciaga (1895-1972) fue uno de esos visionarios cuyo legado demuestra que la moda es más que un cuerpo femenino: prestigioso diseñador de moda que desempeñó su trabajo, principalmente, en la ciudad de París durante más de treinta años, es el modisto de alta costura español más importante de la historia (Miranda, 2010). Hijo de un pescador y de una costurera, Balenciaga ya mostraba su pasión por la moda desde muy joven, cuando la VII Marquesa de Casa Torres, abuela de la ya fallecida Reina Fabiola de Bélgica, le planteó el reto de copiar uno de sus más exclusivos vestidos: sus ansias de aprender y su talento quedaron perfectamente reflejados en aquel desafío, hasta el punto de que la marquesa se convertiría en su mecenas. Si bien es cierto que, durante sus primeros años como diseñador, formó una firma con las hermanas Lisazo, finalmente se separaron y abrió su tienda Eisa en San Sebastián, de un éxito tal que se expandiría hasta Madrid y Barcelona. Por desgracia el estallido de la Guerra Civil Española le obligó a trasladarse a París, donde impuso un estilo propio, totalmente innovador: una línea de hombros caídos, cintura pinzada y caderas redondeadas que le hizo ganar un enorme reconocimiento a partir de la década de los 50, cuando comenzó a desplegar toda su creatividad (Arzalluz, 2010).

Balenciaga poseía un don que le permitía dominar la costura y el manejo de los tejidos: nunca optó por quedarse en los bocetos, le encantaba manipular tejidos pesados, su mayor predilección, los cuales enriquecía con bordados a mano, lentejuelas o pedrería. Era capaz de crear un vestido con un simple trozo de tela, sin apenas cortes ni costuras, en tiempo récord y de un acabado perfecto: tenía una habilidad especial para crear volúmenes y formas, como si fuese escultor, encubriendo todas las botonaduras, las puntadas de hilo, concibiendo diseños acordes a su propio nivel de exigencia y satisfacción (Arzalluz, 2010).

Apasionado de los grandes maestros de la pintura española, sus modelos también muestran influencias cubistas: vestidos negros, abrigos cuadrados sin cuello ni botones, manga japonesa, vestido túnica o impermeables transparentes son tan sólo algunos ejemplos de los modelos que lucirían personalidades como Marlen Dietrich, Greta Garbo o Grace Kelly, entre otras muchas. También crearía los vestidos de novia de la Reina Fabiola de Bélgica y de la Duquesa de Cádiz, incluso el de Carmen Martínez-Bordiu, nieta de Francisco Franco y de Carmen Polo, cuatro años después de su retiro (Arzalluz, 2010). Uno de sus últimos trabajos fue el uniforme de las azafatas de Air France, destacando su visión y percepción de la figura femenina, más japonesa que occidental, pues sus diseños optan por destacar los hombros y la nuca, elementos muy eróticos en Japón.

Balenciaga decidió retirarse en 1968, tras cincuenta años en activo, con la llegada del prêt-à-porter, lo que le supuso graves problemas: a pesar de mostrarse contrario a sus postulados, se uniría al sindicato francés de diseñadores, pero no tardaría en ser expulsado por presentar sus diseños a la prensa antes que las clientes, tratando de evitar plagios. Fueron razones económicas las que forzaron, definitivamente, el cierre de su tienda en París: la fuerte carga impositiva de los impuestos franceses y el descenso de ventas a los americanos forzaron su retirada a su casa de Altea, donde le gustaba pintar, conversar y comer en compañía de algunos de sus ayudantes (Arzalluz, 2010).

Falleció en 1972, durante unas vacaciones en el Parador Natural de Turismo de Jávea: no estaba enfermo ni mucho menos se le conocía patología cardíaca alguna, pero sufrió un inesperado infarto de miocardio y paro cardíaco que le condujo a la muerte cuando contaba con 77 años. En 1986, la marca fue adquirida por Jacques Bogart SA y se mantiene activa en la actualidad, desligada de su creador, incluyendo perfumería, accesorios, joyas, bolsos, zapatos, sombreros, tocados o complementos de alta gama (Arzalluz, 2010).

Hoy en día, el espíritu del diseñador sigue vivo: el Museo Balenciaga alberga una colección de unas 1.200 piezas en su tierra natal, Guetaria (Cristóbal Balenciaga Museoa, 2017). También el Museu Textil d’Indumentària del Disseny Hub Barcelona y el Museo del Traje de Madrid acogen multitud de vestidos y complementos (Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico, 2017), lo que contribuye a visibilizar algo más que las creaciones de Balenciaga: su arte hecho realidad. Su taller fue la cuna de muchos diseñadores y modistos que alcanzarían fama internacional y una firma propia, como Paco Rabanne, André Courrèges, Emanuel Ungaro, Hubert de Givenchy u Oscar de la Renta, multitud de reconocidas personalidades emergieron gracias a la rigurosidad y buen saber hacer de un hombre que supuso un antes un después en el diseño de la alta costura (Arzalluz, 2010).

REFERENCIAS  BIBLIOGRÁFICAS

Arzalluz, M. (2010). Cristóbal Balenciaga: la forma del maestro (1895-1936). Donostia-San Sebastián: Diputación de Guipúzcoa y Nerea.

Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico (2017). Museo del Traje [en línea]. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Disponible en: http://museodeltraje.mcu.es/ (10 de mayo de 2017).

Cristóbal Balenciaga Museoa (2017). Cristóbal Balenciaga Museoa [en línea]. Disponible en: http://www.cristobalbalenciagamuseoa.com/ (10 de mayo de 2017).

 Miranda, B. (2010, 9 de noviembre). Balenciaga: la Ñ de la moda [en línea], en El Mundo. Disponible en: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/sinnoticiasdedior/2010/11/09/balenciaga-la-n-de-la-moda.html (10 de mayo de 2017).

 

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