ESCULTURA Y ARTE: UN TODO CONJUGADO EN EL DAVID DE MIGUEL ÁNGEL
5,17 metros de altura y 5.572 kilogramos de peso: esas son las dimensiones reales del David, escultura de mármol blanco realizada por Miguel Ángel Buonarroti entre 1501 y 1504, por encargo de la Ópera del Duomo de la Catedral de Santa María del Fiore (Florencia). La escultura representa a David, rey bíblico, justo en el momento previo al enfrentamiento con Goliat, gigante al que mató con una piedra inserta en su honda. La obra de Piedra Natural fue acogida como un símbolo de la República de Florencia frente a la hegemonía de sus derrocados dirigentes, los Médici, y la amenaza de los estados adyacentes, especialmente, los Estados Pontificios.
El David es una de las obras maestras del Renacimiento según la mayoría de los historiadores (Falleti, 2004) y una de las esculturas más famosas del mundo. Actualmente, se encuentra expuesta en la Galería de la Academia de Florencia aunque, hasta 1873, estuvo ubicada en la Plaza de la Señoría de la capital toscana. Desde entonces, en su lugar se alza una copia de la obra a tamaño real realizada, también, en mármol.
El bloque de Piedra Natural de mármol blanco a partir del cual se creó la obra fue extraído de la cantera de Fantiscritti (Carrara), y fue transportado a Florencia por el mar Mediterráneo, remontando el río Arno hasta la ciudad (Falleti, 2004). El bloque, de 18 pies de altura y denominado el gigante, había sido previamente trabajado por otros artistas, entre otros, Simone da Fiesole, quien había tratado de esculpir en él sin demasiado éxito, provocando que fuese abandonado durante años en la catedral, además de Agostino di Duccio y Antonio Rossellino, que trataron de esculpirlo pero renunciaron, dejándolo con varias fracturas y partes a medias de trabajar. Fue entonces cuando las autoridades de la Ópera de Duomo, institución laica encargada del mantenimiento de los bienes sagrados, comenzaron la búsqueda de un escultor que lograse terminar la obra.
Tras la expulsión de los Médici de Florencia (1494), Miguel Ángel se vio obligado a volver a casa de su padre. Hasta la fecha, no había realizado ninguna obra importante en su ciudad natal, por lo que luchó incansablemente hasta conseguir el encargo, generando tensiones con el resto de los escultores florentinos. Finalmente, el 16 de agosto de 1501, la Ópera de Duomo de Florencia le encargó oficialmente la escultura de David, que trabajaría la Piedra Natural durante dos años (Falleti, 2004).
El trabajo de preparación incluyó bocetos, dibujos y modelos a pequeña escala, tanto de cera como de terracota (Falleti, 2004). Miguel Ángel logró reflejar los resultados de estos análisis preliminares sobre el mármol blanco de Carrara sin crear un modelo previo de yeso a escala real, como solían hacer otros artistas de la época. El David fue esculpido mediante cincel desde los distintos puntos de vista y enfoques, puesto que el artista lo diseñó para que pudiese ser admirado desde cualquier punto de su perímetro, de forma diametralmente opuesta a la fórmula medieval, que diseñaba esculturas para ser vistas, exclusivamente, desde el frente (Falleti, 2004).
En esta ocasión, el David contrasta con las representaciones previas de Donatello y Verrocchio, en las que aparece acompañado por el cuerpo de Goliat: en la versión de Miguel Ángel, se interpreta que Goliat todavía no ha sido vencido. En esta ocasión, el cuerpo de David es el de un hombre musculoso, que en lugar de aparecer victorioso, simula estar en tensión y preparado para la lucha. Su cuerpo se encuentra girado, en un ligero contrapposto y rompiendo la ley de frontalidad: la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva y se curva, hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se deja caer hasta que la mano toca el muslo; el torso se curva sutilmente, la cabeza mira hacia la izquierda y mantiene los ojos fijos en su objetivo, con el ceño fruncido. El rostro, con una mueca de atención, evidencia esta tensión contenida y una gran concentración, con las aletas de la nariz bastante abiertas, lo que puede implicar una respiración acelerada, propia de la situación. El movimiento general es contenido, centrípeto, y la mirada ha sido interpretada en el sentido de que la escultura muestra el momento en el que David ha tomado la decisión de atacar pero cuyo combate todavía no ha comenzado, aunque también es posible que la escena represente el momento inmediatamente posterior al final de la batalla (Andreani, s. f.).
Curiosamente, Miguel Ángel pensaba que cada bloque de Piedra Natural que trabajaba tenía alma propia, una esencia que él debía recuperar (Falleti, 2004). En el caso del David, la cantidad de fracturas y fallas del bloque de mármol producidas por el trabajo anterior de otros artistas fueron las que realmente encaminaron la forma final de la escultura: postura del torso y las extremidades o inclinación son sólo algunos ejemplos del contrapposto que Miguel Ángel trató de plasmar, convirtiendo la obra en el paradigma de la escultura renacentista gracias a su uso inteligente de la técnica.
Igualmente, las proporciones del David no corresponden exactamente con las de la figura humana (Falleti, 2004): cabeza, manos y torso son más grandes de lo estipulado según las proporciones clásicas. Si bien es cierto que esta desproporción puede ser una muestra de manierismo, remarcando elementos fundamentales de la composición, otra explicación se centra en la ubicación original de la estatua, sobre uno de los contrafuertes de la catedral, por lo que las proporciones se verían correctas a una cierta distancia. A su vez, se debe tener en cuenta que el David, aparentemente, no está circuncidado a pesar de ser judío, siendo posible que Miguel Ángel tratase de realzar al ser humano renacentista, menos ligado a la religión y más a los cánones de belleza.
No hay que olvidar que el David ha sufrido de numerosos contratiempos a lo largo de su historia, tanto en su emplazamiento original en la Plaza de la Señoría como en la Galería de la Academia de Florencia, a partir de 1873 (Falleti, 2004): lapidaciones, brazos amputados y dedos destrozados son sólo algunos ejemplos de la cantidad de percances que han ido afectando a una escultura que, a pesar de los años, se mantiene como un símbolo vivo del arduo trabajo sobre Piedra Natural de mármol.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Falleti F (2004). Michelangelo’s David: a masterpiece restored. Firenze (Italia): Giunti Editore.